Este sistema floral recibe su nombre de las primeras letras de las palabras inglesas body (cuerpo) y emotion (emoción), que son las coordenadas desde las cuales es conveniente pensar sus aplicaciones. Por otra parte, la B y la E forman la palabra Ser en inglés.
Cada uno de los remedios es nombrado con una afirmación que define su patrón emocional básico o arquetípico y orienta al terapeuta sobre la principal acción de esta esencia.
Su preparación se ha realizado en diferentes lugares del mundo, sobre todo en Australia, aunque también hay algunas plantas que provienen de regiones diferentes.
Los sitios específicos para su recolección son naturales y las flores crecen salvajes, alejadas de ciudades y del tránsito, sólo expuestas a los vaivenes formadores de la naturaleza.
El autor de este libro es una de las mayores autoridades en lengua castellana sobre remedios florales, y realiza en este texto un aporte significativo por la calidad de la información que ofrece.
La Clínica floral se debate en un dilema: lo singular de la persona y lo general del síntoma. Pocas veces se logra sortear el quedar prisionero de esta falsa opción, y si es difícil lograrlo en el marco de una relación terapéutica, se torna aun más complejo al momento de plasmar en palabras esta experiencia.
Por eso es notable cómo Raúl Pérez ha logrado mantener la frescura de lo particular en sus observaciones generales. Y esto sólo puede alcanzarlo quien tiene integrada a la clínica floral con el conocimiento de las acciones de los remedios de un modo dinámico y profundo.
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